
El califato fatimí fue gobernado por la dinastía al-Fātimiyyūn (árabe: الفاطميون) desde el 5 de enero de 909 hasta 1171. Fue una dinastía chií árabe Gobernó el cuarto y último califato árabe. En diferentes épocas pertenecieron al califato distintas zonas del Magreb, Egipto y Levante.
La ciudad egipcia de El Cairo se convirtió en la capital. El término fatimita también se utiliza a veces para referirse a los ciudadanos de este califato. La élite gobernante pertenecía a la rama ismailí del chiísmo. Los líderes eran también imanes ismailíes chiíes. Tenían un significado religioso para los musulmanes ismailíes. También forman parte de la cadena de titulares del cargo de califa, tal y como reconocen la mayoría de los musulmanes, el único periodo en el que el imanato chií y el califato estuvieron unidos hasta cierto punto. Sólo hubo otra excepción: el califato del propio Alí.
Los fatimíes eran famosos por su tolerancia religiosa hacia las sectas no ismailíes del islam, así como hacia los judíos, los cristianos malteses y los cristianos coptos, pero hubo algunas excepciones.
El auge de los fatimíes
Los fatimíes procedían de Ifriqiya, la actual Túnez y el este de Argelia. La dinastía fue fundada en 909 por ˤAbdullāh al-Mahdī Billah, quien legitimó su pretensión mediante la descendencia de Mahoma a través de su hija Fātima as-Zahra y su marido ˤAlī ibn-Abī-Tālib, el primer Imām Shīˤa, de ahí el nombre al-Fātimiyyūn «fatimí».
El control de Abdullāh al-Mahdi pronto se extendió por todo el Magreb central, zona formada por los modernos países de Marruecos, Argelia, Túnez y Libia, que gobernó desde Mahdia, su recién construida capital en Túnez.
Decadencia y caída
En la década de 1040, los ziríes (gobernadores del norte de África bajo los fatimíes) declararon su independencia de los fatimíes y su conversión al islam sunní, lo que provocó las devastadoras invasiones de los Banū Hilal. Después de 1070, el dominio fatimí sobre la costa de Levante y partes de Siria se vio amenazado primero por las invasiones turcas (selyúcidas) y después por las Cruzadas, de modo que el territorio fatimí se redujo hasta quedar limitado a Egipto.
Tras la decadencia del sistema político fatimí en la década de 1160, el gobernante zengí Nūr ad-Dīn hizo que su general Shirkuh arrebatara Egipto al visir Shawar en 1169. Shirkuh murió dos meses después de tomar el poder, y el gobierno pasó a manos de su sobrino, Saladino. Comenzaba así la dinastía kurda ayubí.