El canon de Morgan es una regla relativa al comportamiento animal que establece que debe explicarse de la forma más sencilla posible. Debe su nombre al psicólogo británico C. Lloyd Morgan. Su idea era que la gente sólo debería considerar el comportamiento como racional, intencionado o afectuoso, por ejemplo, si no hay otra explicación posible.
Morgan vio que muchos comportamientos de perspicacia y aparente resolución de problemas podían describirse mediante el aprendizaje por ensayo y error. Un ejemplo famoso es la forma hábil en que Tony, el terrier de Morgan, abrió la puerta del jardín, fácilmente interpretada por alguien que ve el comportamiento final como un acto de perspicacia. Morgan, sin embargo, había observado y grabado la serie de aproximaciones mediante las cuales el perro había aprendido gradualmente la respuesta, y podía demostrar que no era necesaria la perspicacia para explicarla.
El Canon de Morgan es un precursor del conductismo.