Tapta

Tapta (/tap-taa/) es un personaje ficticio, imaginario e inexistente del folclore meitei de la antigua Manipur (antigua Kangleipak). Se trata de una criatura tan divertida como aterradora descrita por la imaginación de una madre a su hijo para que deje de llorar. Etimológicamente, «Tapta» se compone de dos palabras, «Tap» (sonido de gotas de agua cayendo al suelo) y «Ta» (que significa literalmente «caer») en meitei (manipuri).
Había una vez un niño que no paraba de llorar.
Una noche, cuando llovía a cántaros, un ladrón vino a robar un caballo de la casa del niño y un tigre también vino a hacer presa de uno de los caballos del mismo lugar. Mientras los dos criminales esperaban en silencio el momento oportuno en los oscuros rincones del establo de caballos, oyeron a la madre («padre» en otra versión) hablar a su hijo de muchas criaturas terroríficas, como el elefante, el caballo, el león y el tigre que venían, para apaciguar su llanto, pero de nada le sirvió al niño.
Y el niño, que no paraba de llorar, se calló de repente cuando la madre mencionó el nombre de «Tapta». Entonces, tanto el ladrón como el tigre creyeron que «Tapta» podía ser sin duda una criatura peligrosa. En la oscuridad, el ladrón empezó a buscar los caballos en el establo. Y mientras tocaba las cosas una a una en la oscuridad, coincidió que agarró las patas del tigre escondido, pensando que era uno de los caballos del establo. Y el tigre pensó que la persona que lo sujetaba no sería otra que el llamado «Tapta». Y así, el feroz tigre se comportó como un obediente animal de compañía, temeroso del «Tapta». En la oscuridad del establo, el ladrón preparó las riendas y las monturas del tigre («falso caballo») y se lo llevó hacia el bosque. De nuevo en la oscuridad del bosque, el tigre seguía creyendo que la persona que lo montaba y conducía era el llamado «Tapta». Al amanecer, cuando había abundante luz, el ladrón reconoció que la criatura que había robado no era un caballo, sino un tigre. Entonces, intentó escapar de la bestia que lo conducía, pero el tigre nunca dejó de correr.